La propuesta formal de Tall d’or se basa en la rotura longitudinal de un elemento simple en dos partes, estos dos nuevos elementos se separan y se desfasan creando un recorrido central abierto que conecta todos los espacios y deja entrar la luz en todo el pabellón. La fractura se reviste de dorado para realzarla, haciendo alusión a las cicatrices doradas que el arte kintsugi plantea. Interiormente se presenta una modulación simple, cuatro módulos de la pieza inicial que al separarse forman ocho módulos.

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